Para terminar con nuestros azules y amarillos nada mejor que un día intenso y emocionante.
Como los anteriores días, volvimos a ensayar el himno y el Ysolo Dios para el gran día, que ya lo teníamos encima.
Empezamos con una fugaz prueba, como es la velocidad. Era desde primero de primaria a tercero de la ESO, pero fue como he dicho antes fugaz, en un visto y no visto. Continuamos como no podría ser de otra manera, con una prueba de baloncesto, como es el caótico. Terminamos y fuimos al patio grande donde se disputaría el nº corredor, que estuvo muy interesante, desde aquí deseamos que se recuperen pronto de sus lesiones los que jugaron en este, porque fue sin duda la prueba más marcada. Nada mejor que terminar estos centenarios juegos pasados por agua, ya que la última prueba fue la de globos de agua.
Llegó la clausura, y con ella las lágrimas de emoción para algunos alumnos, unos porque serían sus últimos azules y amarillos, otros porque serían sus azules y amarillos como azul o amarillo y algunos por la ida la sustituta de la profesora Silvia, que tras varios meses de baja maternal volvía a trabajar. Elia tus alumnos no te olvidan.
Unos minutos de descanso, y volvimos a formar para el gran acto que habíamos preparado durante varios días. La plaza, aunque no estaba, ni está terminada, estaba preciosa. Por fin pudimos homenajear a San Juan Bautista como se merece. Cada vez que un viajero visite la ciudad sabrá que está como en su casa, porque La Salle siempre tendrá sus brazos tendidos.
“Interrogar mucho y hablar poco... narrar una historia interesante cuando el tiempo es largo...”
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